Acústica de salas

La acústica de salas se encarga de crear las condiciones acústicas óptimas dentro de una sala o recinto. Mientras que la acústica de edificios se centra en el aislamiento acústico de elementos arquitectónicos (paredes, suelos, puertas y ventanas), en la acústica de salas se trabaja sobre todo con los métodos de absorción (o atenuación), apantallamiento y difusión del sonido.

Para ello se tiene en cuenta la gama de frecuencias de 125 Hz a 4.000 Hz. El objetivo es conseguir que todas las condiciones acústicas de una sala se hallen a un nivel agradable en todas las frecuencias. Los parámetros más importantes para la valoración de la acústica de salas son el tiempo de reverberación y la inteligibilidad de la voz.

Propagación del sonido

La energía de una onda sonora se reduce a medida que el oyente se aleja de la fuente de sonido. Cuando las ondas sonoras chocan con una superficie lisa y reverberante, estas son reflejadas en el mismo ángulo de incidencia. Sin embargo, si una onda sonora choca con una superficie fonoabsorbente, una parte de la energía sonora será absorbida y solo se reflejará la parte restante en función del coeficiente de absorción de la superficie. Esto reduce la reverberación.

En la acústica de salas se suelen tener en cuenta los siguientes tipos de sonido:

  • Sonido directo (p. ej. el sonido entre un hablante y su interlocutor)
  • Reflexiones tempranas (p. ej. el sonido reflejado por el tablero de un escritorio)
  • Difracción (un sonido transmitido de A a B se encuentra con un obstáculo)
  • Reverberación (sonido reflejado varias veces en la sala)

 

Se denomina eco flotante al sonido reflejado varias veces de un lado a otro entre dos superficies reverberantes dispuestas en paralelo: esto se produce, sobre todo, entre el techo y el suelo o entre dos paredes de una sala. Para evitarlo, al menos una de las superficies paralelas deberá dotarse de elementos absorbedores o difusores de sonido, aún en salas de pequeño tamaño.

Longitud de onda

Cada frecuencia muestra una onda sonora con una longitud de onda λ determinada. La longitud de onda se indica en metros y se calcula dividiendo la velocidad del sonido (343 m/s a 20 °C) por la frecuencia: λ=c/f. Por consiguiente, las ondas sonoras situadas dentro de la gama de frecuencias relevante para la acústica de salas (de 125 Hz a 4.000 Hz) tienen un tamaño de 8 cm a 2,7 m. Esto muestra que la longitud de onda del sonido se mueve en el terreno de las dimensiones de un recinto y del tamaño de los elementos del mobiliario. Mientras que las altas frecuencias con longitudes de onda pequeñas pueden ser absorbidas incluso por alfombras y cortinas, la absorción de bajas frecuencias con grandes longitudes de onda requiere el uso de elementos absorbedores muy voluminosos.