La idea de los arquitectos Franz&Sue para la ampliación de esta escuela de educación primaria y nuevo instituto de educación secundaria era crear un espacio luminoso, abierto y sostenible. El sofisticado esquema de iluminación fue un gran punto a su favor en el concurso arquitectónico. Pero los materiales utilizados en este proyecto también son únicos. El uso de ladrillo, barro y cáñamo permitió poner en práctica un planteamiento sostenible sin complicaciones tecnológicas y con materiales duraderos.
Una particularidad del proyecto es la sensación de espacio y la luminosidad en todo el edificio. Para su implementación se tuvo en cuenta tanto la luz natural como la artificial. En él, cada cuatro aulas forman parte de una agrupación dotada de sus respectivos espacios de aprendizaje abiertos. Estas agrupaciones se iluminan por cuatro lados, tanto de forma directa como indirecta con acristalamientos. Las claraboyas en cada planta aportan luz natural suficiente en todas las salas.
A modo de protección visual, se utilizan cortinas para dividir los espacios de aprendizaje situados en el centro. Esto hace que el espacio sea muy abierto y luminoso, pero que también contenga rincones y lugares privados. Eso hizo posible crear distintos ambientes para grupos grandes y pequeños.
La iluminación en la planta baja respalda en gran medida la sensación de espacio y la idea principal del equipo de arquitectos. Un techo de madera con lamas de distinta anchura se extiende a lo largo de las zonas comunes hasta el exterior. Las luminarias de perfiles se integran con precisión en el plano del techo y subrayan así la transición fluida entre el interior y el exterior.
En los techos de las plantas superiores se utilizaron elementos básicos, que consisten en unas placas de lana de madera dispuestas en forma de espiga. Las luminarias de perfiles XAL tenían justo las medidas correctas y se integraron en el esquema arquitectónico a la perfección. El escalonamiento a 90° de las luminarias subraya aún más el motivo de diseño en forma de espiga. Aquí se ha logrado una arquitectura atractiva utilizando productos básicos.
Se emplearon exclusivamente materiales naturales que son sostenibles y a la vez sencillos, algo que no es habitual en la construcción de centros de enseñanza. Las paredes exteriores están hechas de ladrillos macizos perforados, con un aislamiento de cáñamo por el exterior y un revoque de barro por el interior que garantizan un clima agradable en las salas. Bajo el pavimento se colocaron virutas de maderas revestidas de barro y placas de fibra de madera blanda. En el área de la energía se apostó por un sistema de calefacción y refrigeración mediante un pozo profundo y una instalación fotovoltaica. En las aulas, un sistema automático de microventilación garantiza el intercambio controlado del aire y contribuye además al enfriamiento en verano. Los inodoros se abastecen con agua de lluvia para ahorrar agua potable.
DI Silvia Mládenková Fritsch, arquitecta, Franz & Sue ZT GmbH
Me encantan los artistas Carlos Cruz Diez y James Turell. Ambos trabajan mucho con la luz y el color y también combinando luz natural y artificial, y convierten eso en el atractivo principal de sus obras. Creo que sus instalaciones son muy interesantes, ya que desafían nuestra percepción. Nos estimulan a cuestionar la luz y el color, que a menudo percibimos sin prestarles demasiada atención, y acentúan la mirada hacia el entorno. Me fascina la posibilidad de romper esos automatismos.
DI Silvia Mládenková Fritsch, arquitecta, Franz & Sue ZT GmbH
Details
Photographer: David Schreyer
Architect: Franz und Sue ZT GmbH
